Pataletas

¿Cómo manejarlas y evitarlas?

pataletas

¿Qué es una pataleta?

Las clásicas pataletas son la expresión de una desregulada frustración. Un niño hace una pataleta cuando algo no resulta como quiere o esperaba. Muchísimas veces esta frustración también se acompaña de pena o de rabia, y la forma de expresarse se manifiesta de forma parecida.

¿Es normal que mi hijo tenga pataletas?

Las pataletas se consideran parte del desarrollo vital del niño, explica Andrea Cardemil en su libro Apego Seguro. Estas son normales y necesarias, ya que es la manera que tiene el niño de expresar su malestar, disponiendo del desarrollo cerebral que posee, y la manera de visualizar la realidad. Es raro y preocupante que un niño no haga pataletas, así como también que las haga en exceso.

Por lo general las pataletas comienzan alrededor del año y medio y terminan de hacerlas como a los seis, alcanzando un peak entre los 2 y 3 años.

 ¿Hay niños que hacen más pataletas que otros?

Existen diversos factores que pueden impactar e influir en la frecuencia e intensidad de las pataletas:

Temperamento: hay niños que hipersensibles en que algunas situaciones les afectan mucho más que otros, así como también los que son mas extrovertidos tienden a manifestarse más que los introvertidos, entre otras características de ésta índole. Factores situacionales también se ven implicados en la ocurrencia de las pataletas, como por ejemplo momentos familiares de cambios, nacimiento de hermanos, cambios de casa, entrada al jardín etc. Estos eventos pueden provocar malestar o estrés emocional en el niño y por ende lo expresa con su cuerpo. También influyen los estilos de crianza o manejo parental, en que puede ser o no ser adecuado provocando que el niño no logre aprender a regular sus emociones o al revés, termine sobre regulándose. Cualquiera de los dos es dañino para su desarrollo socioemocional. Respecto a esto, hay niños que no saben cómo tolerar los límites de sus padres, o aceptar un no como respuesta, porque quizás nadie se lo ha enseñado, así como por otro lado, hay niños que no “sienten” la pena o la rabia cuando se frustran, pareciendo niños adultizados o muy maduros para su edad, lo cual tampoco es positivo ya que esperamos que el niño pueda desenvolverse de acuerdo a lo normativo y esperable para su edad, tratándose del desarrollo socioemocional. 

¿Cómo es un buen manejo parental?

Uno como adulto, no solo debe buscar que el niño deje de hacer la pataleta o el berrinche. Debemos ayudarles a aprender a regular sus emociones y a expresarse de manera adaptativa, y resolver sus conflictos de manera sana. Para esto hay que ser muy conscientes de que para que un niño aprenda a tolerar la frustración, regular sus emociones y conducta, requiere de mucha práctica, y sobre todo, madurez cerebral.

¿Porqué es importante nuestro rol como padres y el manejo parental en una pataleta?

Una pataleta es una situación de estrés tanto para el padre/madre como para el hijo. El niño no lo pasa bien en una pataleta, le resulta muy angustiante sentir emociones tan fuertes y la sensación interna de descontrol y desorganización (Cardemil, 2015). Cuando los niños están estresados, necesitan sentirse contenidos, conectados con nosotros y que les ayudemos a calmarse, Co-regular. Cada vez que los ayudamos a calmarse, les estamos enseñando estrategias de regulación emocional que utilizarán después solitos.

¿Cómo manejar las pataletas?

  1. Mantener mi calma: Es imposible calmar a otro cuando yo me siento estresada. Aquí le enseñamos y transmitimos a nuestro hijo que podemos regularnos frente al estrés, porque también una pataleta es un evento estresante para los padres, y nuestra manera de afrontarlo es una experiencia ejemplar en este proceso de aprendizaje y desarrollo.
  2. Conectar con el niño: Poner nuestra cabeza y corazón en lo que le pasa al niño, tratar de entenderlo, e intentar comprender porqué se puso así. Este proceso es lo que llamamos Mentalizar, intentar darle sentido a lo que siente el niño y ver de qué manera le afecta la frustración o rabia que tiene.
  3. Reflejar: es transmitirle lo que nosotros creemos que le pasa al niño, ponerle un “subtitulo” a la situación. “Estas muy enojado porque no puedes quedarte en la plaza”, “Quieres seguir viendo tele pero hay que dormir, y eso te dio mucha rabia”.
  4. Validar: Hacer plausible lo que le sucede al niño, lo que siente y que se de cuenta que comprendes lo que le pasa.
  5. Enseñar la habilidad que falta: En estos casos lo que transmitimos es que aunque estemos muy enojados, no se debe tirar al suelo y patalear, sino que decirle al niño que puede estar enojado pero sin patear, romper o gritar. Le enseño que cuando yo me enojo respiro profundo, o puedo necesitar un espacio para tramitar mi emoción. Si en la pataleta se pone agresivo, le debo poner un límite físico y verbal, afirmando con fuerza su cuerpo y diciéndole con firmeza y seriedad que No se pega.
  6. Calmarlo: tras haber conectado, reflejado y validado su estado emocional, lo ayudo a calmarse, esto puede ser muy largo, pero muy necesario. Un niño no siempre es capaz de regularse solo, necesita ser corregulado cuando se desborda emocionalmente. Para esto puedo hablar de lo sucedido proponiendo otras alternativas para evitar que vuelva a suceder, ver en conjunto soluciones para futuro e identificar si hay otros motivos emocionales que lo llevaron a desregularse así.

¿Qué cosa no debo hacer en una pataleta? Indiferencia.

Una pataleta no es una maña o un comportamiento de manipulación. Por lo tanto, No prestarle atención o ser indiferente a ella es grave error. ¿Por qué?

  • La pataleta es una situación de estrés en el niño, y cuando no los asistimos o contenemos, en el niño queda grabado que no cuenta con nosotros cuando más nos necesita, y que si quiere volver a conectar con nosotros no puede expresar su malestar.
  • Ocurre el riesgo de que el niño malinterprete nuestra conducta, ya que nuestra idea es rechazar el comportamiento del berrinche, no lo que siente. Está bien sentir pena, rabia o frustración.
  • Con la indiferencia ante la pataleta corremos el riesgo de desconectar en la relación y debilitar el vínculo: Le transmitimos que todo está bien entre nosotros mientras no exprese su rabia, que hasta ahí llegamos con ellos. Se pone en juego la incondicionalidad de la relación de apego.

¿Cómo evitar o prevenir pataletas?

Es clave el intentar prevenir pataletas innecesarias, ya que desgastan mucho a los padres y a los niños. Para esto sugiero poner especial atención a los siguientes puntos:

  • Atención a la regulación fisiológica: verificar si tiene sueño, hambre, frío, sed, calor, esta con el pañal sucio etc. Todos estos factores inciden en cómo está de susceptible el niño para desarrollar una pataleta.
  • Contexto emocional: el niño está muy excitado porque es su cumpleaños, o sensible porque acaba de conocer a un hermanito, o porque es el primer día de jardín.
  • Elegir batallas: hay días más difíciles que otros, y que por ende no se puede trabajar cada uno de los ítems. Para esto es importante flexibilizar con algunas cosas para que no todo sea frustración.
  • Jugar para hacer lo que no les gusta: “vamos a bañarnos caminando como patos”. A los niños les entusiasma muchísimo jugar con sus pares.
  • Negociar con el niño: intentar establecer un punto de acuerdo y equilibrio para ambos que sea beneficioso. Por ejemplo, no quiere comer más tallarines, entonces le divido el plato y le digo que coma de aquí para acá.
  • Cambiar el foco: cuando sabemos que algo le provoca mucha frustración a un niño intentamos poner su atención en algo que sí le resulta placentero. Por ejemplo, cuando no se quiere ir de la plaza porque está entretenido, puedo convencerle de que en la casa nos vamos a bañar con espuma.

Centro Apego y Familia

En Centro Apego y Familia, somos psiquiatras y psicólogos especialistas en tratar y acompañar acompañar a padres con sus hijos en este proceso, no dudes en contactarnos, te recibiremos con los brazos abiertos. Nuestros psicólogos infantiles son especialistas en tratar a niños con problemas de pataletas. 

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Se sale de esto!. Un especialista debe evaluar a tu niño, y te propondrá un tratamiento adecuado. Si crees que lo necesitas, pide ayuda.